¿No os parece surrealista todo lo que está sucediendo? Es como en las películas de ciencia ficción, solo que aquí muere gente real. Todos los días enciendes la televisión y ves subir el número de personas fallecidas mientras te comes un yogur. Otros, por desgracia, lo están viviendo de otra manera: están muy enfermos, o muertos, o lo están sus familiares o amigos cercanos, o se encuentran en las calles u hospitales o centros de trabajo, arriesgando sus vidas para que tú puedas comerte ese yogur.
Apenas llevamos unos días de encierro, esto no ha hecho más que empezar, y en este tiempo ya hemos podido ver muchos dramas, muchas compras compulsivas motivadas por el miedo, mucho aburrimiento, muchos bulos circulando por Internet, muchas personas insolidarias y egoístas a las que les da igual saltarse la cuarentena aún a sabiendas de lo que pueden provocar si se contagian y después contagian a otros….
Pero también estamos siendo testigos de los aplausos cada noche desde los balcones y ventanas de miles de hogares en agradecimiento a todas esas personas que siguen al pie del cañón para que podamos salir adelante (sanitarios, policías, transportistas, etc), y de todas las personas (la mayoría) que están cumpliendo con la cuarentena, y de cómo personas que no se conocen entre ellas, con distintas ideologías, distintas motivaciones, distintas creencias, se han unido más que nunca y se han dado cuenta de que todos somos personas al fin y al cabo.
Y lo más importante: tener que vivir encerrados de forma forzosa y con una especie de temor hacia lo que hay ahí fuera nos está haciendo valorar lo que ya teníamos. Algo tan simple como salir a dar un paseo, con los rayos del Sol acariciando tu rostro o con el relajante y casi mágico sonido de la lluvia acompañándote, se ha convertido en algo maravilloso, algo épico.
Aún falta mucho, pero imagina el momento en el que todo esto pase, imagina todo lo que vas a poder hacer cuando puedas salir con libertad: un paseo por la playa, un amanecer distinto y único (todos lo son), un beso, un abrazo, unas risas con los amigos, una cervecita para apaciguar el calor o un caldo de pollo bien calentito para combatir el frío, la magia de la noche o de conocer lugares o personas que antes no conocías, unos fuegos artificiales pintando el cielo con montones de colores, las estrellas, una barbacoa, un baño en el río, tu canción favorita, coger el coche y conducir, conducir, conducir, convertir la carretera en una hoja de papel sobre la que escribir una nueva y emocionante aventura. ¡Y todo eso ya lo tenías!
Pero, por favor, no vuelvas a caer otra vez en el mismo error: disfruta ahora, no lo pospongas. Sí, lo sé, te gustaría poder salir, y lo harás, pero ahora, repito, AHORA, también tienes cosas que tal vez no estás valorando. Descansa, tómate un respiro de tu ajetreada vida, reflexiona, ráscate la entrepierna, disfruta del hecho de poder jugar a videojuegos o mirar la tele o escuchar música o navegar por Internet sin tener que pensar en que mañana tienes que madrugar, disfruta de la compañía de los tuyos, dales un abrazo, habla con ellos, o si estás solo en casa haz exactamente lo mismo pero con esa persona que ves en el espejo y a la que no sueles prestar la atención que se merece, comienza esa cosa que siempre quisiste hacer pero que siempre pospones, ¡joder, vive! ¡Estás vivo! Ese es motivo suficiente para celebrar; es más, es el mejor motivo de todos.
La felicidad siempre está contigo o muy cerca de ti, es solo que a veces se esconde tras un tropiezo o un mal día, pero siempre está ahí, esperando a que te sientas listo para ir en su busca. Sé que estamos atravesando una situación complicada y algunas personas se están enfrentando a situaciones muy jodidas, pero si este no es tu caso, si tu único problema es que te aburres de estar encerrado en casa, trata de dejar a un lado la negatividad, que nunca ha hecho nada bueno por ti, y valora lo que tienes.